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Foto del escritorAndrés Beltanien

13 Curiosidades de Roald Dahl | Autor de Matilda y Charlie y la fábrica de chocolate

Cada 13 de septiembre, alrededor del mundo lector, sobre todo en Inglaterra, se celebra el Día de Roald Dahl, en honor a este emblemático autor nacido en 1916 que nos entregó historias como Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda, Las Brujas y James y el Durazno Gigante.


Es por eso que para conmemorar su trabajo, te comparto algunas curiosidades de su vida, tomadas de su autobiografía Boy: Relatos de la Infancia.


Aclaración: En amarillo coloqué los hechos que yo creo que inspiraron a Roald para algunas de las escenas y personajes de sus libros.


1

Sus padres eran noruegos, aunque nació y creció en Inglaterra. Su padre era originario de una pequeña ciudad de Oslo llamada Sarpsborg.

Sarpsborg


2

Su papá era dueño de una naviera de barcos de vapor, que compartía con su mejor amigo. Ambos lograron que la empresa fuera exitosa gracias a la perseverancia, tal como lo indica Roald.

A partir de ese instante nos encontramos con una de esas historias de éxitos continuos que suenan a exagerados cuentos de hadas, pero en realidad fue el fruto de la ardua y concienzuda actividad de aquellos dos amigos.


3

Tenía dos medios hermanos del primer matrimonio de su padre (la primera esposa de su padre murió) y otras tres hermanas, siendo él el único varón. Su media hermana mayor falleció de pulmonía cuando era joven, y solo un mes después, falleció su padre de esa misma afección, cuando Roald tenía seis años.

Roald y sus hermanas.


4

Su padre quería que estudiara en escuelas londinenses, y cuando falleció, su madre decidió llevarlo a una escuela de Gran Bretaña.



5

A los ocho años, Roald y sus amigos visitaban una dulcería en la que la propietaria, la Sra. Pratchett, una mujer despreciable con muy poca higiene (siempre llevaba las manos sucias) los atendía de mala gana. Para vengarse, Roald y sus amigos colocaron un ratón muerto en uno de los tarros de dulce sin que ella se diera cuenta y escaparon. Un día después encontraron la dulcería cerrada.


La señora Pratchett posiblemente inspiró a la cocinera de la escuela de Matilda, aquella que lleva el pastel, ya que a ambas Roald las describe de poca higiene y con una expresión agria y una boca como si hubieran comido algo ácido.


La forma en la que Roald describe la dulcería cuando la encontró cerrada, es muy similar a como inicia su libro La jirafa, el pelícano y el mono, donde un niño encuentra una dulcería abandonada.



6

La señora Pratchett sufrió un susto con la broma del ratón, así que fue a acusar a los niños con el director de su colegio. Como castigo, el director les asestó varios golpes en el trasero con el uso de un bastón, al punto que Roald terminó con marcas en carne viva y moretones. Su madre se dio cuenta del abuso y lo sacó de aquel colegio (no sin antes ir a alegar).


Luego lo llevó a un internado en Londres, donde conoció a una gruñona celadora a la que describe con pecho prominente y que le hacía fechorías a los niños (a uno en especial le dejó caer virutas de jabón en la boca mientras dormía porque detestaba que roncara).

Estos hechos marcaron a Roald al hacerle ver a los adultos como seres temibles que desencadenaban su furia contra los más indefensos. Gracias a ese director y a la celadora es que pudo crear a la Sta. Tronchatoro.


Durante toda mi vida escolar me aterró el hecho de que a maestros y alumnos mayores se les permitiera herir literalmente a otros niños, y a veces herirlos de gravedad. No podía asimilarlo. Jamás he podido.


7

En una ocasión, cuando su familia compró su primer automóvil y su hermana lo conducía, chocaron; Roald salió aventado hacia el parabrisas y el vidrio le rebanó la nariz. Se la tuvieron que coser nuevamente, es por eso que le quedó un poquito aguileña.



8

En otra ocasión, Roald le pidió prestada una pluma a su compañero; su maestro creyó que trataba de pedir copia y lo llevó con el director. Roald intentó explicarle al director lo que verdaderamente ocurrió, pero el director le dio una prórroga sobre que los adultos no mentían, que siempre tenían la razón y que nadie le iba a creer a los niños, así que le dio varios golpes con su bastón.

El hecho de que el adulto crea que siempre está bien y que los niños están mal, está presente en la mayoría de los libros de Dahl, sobre todo en Matilda, donde el Sr. Wormwood se cree superior y más listo que su hija solo porque es adulto.



9

Ante aquel último suceso, uno de sus compañeros se indignó tanto que le escribió a su padre para que defendiera a Roald. Eso no logró nada, pero Roald nunca olvidó aquel intento de socorro.

Con aquel hecho aprendió que entre niños siempre hay apoyo cuando se trata de pelear contra un adulto, tal como ocurre en Matilda.


Y dicho y hecho, el pequeño Highton se sentó y escribió al padre que tanto admiraba, pero, naturalmente, sin resultado alguno. Fue, no obstante, un gesto conmovedor y generoso que tuvo un niño hacia otro, y jamás he podido olvidarlo.


10

En su último colegio, durante la adolescencia, y por primera vez en su vida escolar, no recibió bastonazos por parte de su director, aunque sí vio que se lo hizo a otros compañeros con una furia a la que denomina exagerada. Curiosamente, ese director terminó convirtiéndose en el arzobispo de Canterbury y fue quien coronó a la Reina Isabel II.



11

La empresa de dulces Cadbury llevaba cajas con chocolates a su colegio para que los alumnos los puntuaran. En esos momentos Roald se imaginaba inventando montones de dulces para ellos, donde dejaba volar su imaginación.

Eran deliciosos aquellos sueños, y no me cabe la menor duda de que, 35 años después, buscando yo argumento para mi segundo libro destinado a los niños (Charlie y la fábrica de chocolate, por supuesto), recordé aquellas cajitas de cartón y las chocolatinas recién inventadas que contenían,


12

Al cumplir los 18 años, en vez de asistir a la universidad de Oxford, decidió buscar un empleo que le permitiera conocer otros países, ya que en aquel entonces eso era muy difícil de hacer. La empresa que lo contrató fue Shell Company (sí, la de la gasolina).



13

En sus viajes como vendedor de petróleo, terminó viviendo en África por tres años, donde aprendió suajili y a cuidar de sí mismo.

Por encima de todo, aprendí a cuidar de mí mismo de una forma que ningún joven, permaneciendo en la civilización, aprenderá jamás.

Definitivamente Roald no la tuvo fácil en su niñez, pero todo lo que vivió cultivó en su imaginación las grandes historias que disfrutamos ahora.



Espero estas curiosidades te hayan gustado. En otra ocasión te compartiré otros datos de su vida adulta, ya que es un autor al que he admirado desde hace diez años.



SOBRE MÍ

Andrés Beltanien

Me encanta leer fantasía, chick lit, middle grade, suspenso y motivacionales cristianos. En mis tiempos libres escribo y hago repostería, o veo series de mi infancia. Desde hace ocho años que trabajo como distribuidor independiente de Herbalife Nutrition.

Dato curioso: Los días nublados me bajan el ánimo.

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