Me gusta compartir lo que aprendo de los libros que leo, sobre todo de los de autoayuda cristiana. Sin embargo, en este nuevo segmento quiero contarte las lecciones que obtengo de las novelas de ficción, aquellas donde las historias no comparten una moraleja específica, sino que yo la infiero de lo que viven los personajes. Después de todo, un libro siempre será un maestro.
1. El baile de las luciérnagas
El baile de las luciérnagas es una novela que cuenta la amistad de 30 años entre dos chicas con personalidades opuestas, que me dejó la lección más valiosa del año pasado.
Yo solía ser de las personas que hacía lo imposible por mantener amigos en mi vida solo porque en algún tiempo determinado hubo buenos momentos; por esa razón, a veces permitía relaciones donde la otra persona ya era abusiva, no ponía de su parte en cuanto a la amistad o ya nos llevábamos mal. Digamos que la amistad ya estaba “caducada” y yo me empeñaba en continuarla.
Después de leerla, entendí que toda amistad tiene un tiempo determinado, que a veces es necesario dejarlas ir, que en ocasiones simplemente se pierden y no por eso debo estar triste, sino agradecido porque las tuve y cumplieron su propósito en un momento específico. Algunas solo duraron meses, otras, han durado bastantes años. Y, aunque algunas ya no estén, puedo valorar los buenos momentos, las risas, los recuerdos y lo que representaron para mí cuando estuvieron presentes; las recuerdo con cariño y gratitud, no con melancolía.
2. Boy: Relatos de la infancia
Esta es la autobiografía de la infancia del autor Roald Dahl, conocido por sus obras infantiles como Matilda y Charlie y la fábrica de chocolate. En ella relata varios sucesos desagradables que tuvo a manos de adultos abusadores, prepotentes y egocéntricos, algo que se refleja en sus novelas infantiles. Gracias a ello comprendí que como adulto puedo ser un buen o mal ejemplo para un niño, alguien a quien recuerde con cariño por una simple palabra de aliento o una persona que le cause un trauma por un comentario imprudente. Ahora, cada vez que estoy cerca de un niño, cuido mucho lo que digo, cómo lo digo o qué podría interpretar; al contrario, quiero sumarle aunque fuera un granito de arena.
3. Malibú renace
Relata la historia intrafamiliar de los hijos del cantante más famoso de los sesenta, quienes irónicamente… (SPÓILER) son abandonados por él y pasan hambre, pobreza y, cuando la madre muere, la hermana mayor, Nina, se hace cargo de la familia con solo 17 años recién cumplidos.
La historia me recordó mucho a la vida de mi mamá, sus tres hermanos y todos los sacrificios que hizo mi abuela para sacarlos adelante. Por otro lado, Nina se me hizo muy parecida a mi hermana mayor y a mis dos tías paternas, quienes se sacrificaron muchas veces (y lo siguen haciendo) por el bien de los que las rodean. Gracias a que pude leer el punto de vista de Nina, comprendí que no es fácil tener ese papel y que cada una de las personas que nos rodean han hecho sacrificios que tal vez nunca vimos, o que cuando vimos, no apreciamos lo suficiente. Es por eso que ahora soy mucho más agradecido con los pequeños y grandes detalles que mi familia hace por mí, no debemos darlos por hecho por ningún motivo.
En conclusión, cada historia que leemos es una lección de vida si aprendemos a verla de esa manera. Espero que las que yo aprendí te hayan sido de apoyo, tal como lo fueron para mí.
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