top of page

4 lecciones de Cómo envejecer sin avejentarse

Cómo envejecer sin avejentarse es uno de los libros más recientes de Joyce Meyer [de mis autoras favoritas]. En él comparte varios de los consejos que la ayudaron a llegar a sus 78 años manteniéndose saludable en los distintos aspectos de su vida: física, mental y emocional. Por ello, en este artículo te comparto cuatro puntos clave que aprendí de esta obra del crecimiento interno.


1. Liberarse del molde ajeno

Uno de los mayores problemas que enfrentamos en la actualidad y que más nos desgasta es el estrés causado por la presión social a la que somos sometidos por las comparaciones, el deseo de encajar o lograr lo que otros tienen. No es malo optar por una mejor calidad de vida, cumplir metas o cambiar para bien. El problema resulta cuando nuestro motivo es el desprecio por nosotros mismos y la falta de habilidad para abrazar y agradecer la persona que ya somos [habilidades, originalidad y circunstancias propias].

Por eso Joyce nos anima a meditar en el hecho de que solo hay alguien único como nosotros. Somos valiosos por quienes ya somos, así que solo resta usar nuestros dones y ser la mejor versión de nosotros mismos. Si lo hacemos, nos daremos cuenta de que quizá eso que deseábamos no nos iba a llenar, porque era un molde ajeno al que Dios creó para nosotros.

2. Cuidar nuestro cuerpo

“Aquellos que piensan no tener tiempo para el ejercicio físico, tarde o temprano tendrán que hallar tiempo para la enfermedad”. —Joyce Meyer

Nuestro cuerpo es el único sitio en el que vamos a vivir el resto de nuestra existencia en la Tierra. También es uno de los factores principales para tener una buena calidad de vida, por eso, lo ideal es ejercitarlo y darle la mejor ingestión de alimentos y suplementos conforme lo permitan nuestras circunstancias. Por supuesto que al inicio es retador crear el hábito de ejercitarse, ajustar el presupuesto para el gimnasio u otra actividad física y adquirir mejores comestibles, pero es preferible invertir ahora en eso a que [lastimosamente] por no hacerlo tengamos que enfrentarnos a una enfermedad en el futuro, que también representa un gasto y dolor.

Joyce Meyer

Nunca es demasiado tarde para reinventar nuestro cuerpo y adquirir nuevos hábitos. La misma Joyce Meyer empezó ejercitarse a sus 64 años; le costó al inicio, pero hoy a sus 78 años levanta pesas y camina cinco kilómetros diarios. Tiene mejor condición física que muchos adultos jóvenes.

3. Ser amigos del cambio

La vida es una transformación constante: cambia nuestro cuerpo, nuestra fuerza, las metas, el trabajo, los propósitos y el entorno. Resistirse a aceptarlo o pensar con melancolía en los tiempos que ya pasaron y lo que ya no tenemos arrebata el gozo. Por ello, Joyce recomienda disfrutar cada etapa de la vida conforme llegue. Quizá hayan nuevas circunstancias que nos hagan sentir que ya no somos los de antes o que ya no valemos, pero eso es una completa mentira; siempre seremos los mismos, porque nuestra esencia como personas no cambia, solo lo que hacemos.

Por ejemplo, quizá tu identidad y valor estaban en ser el mejor empleado de la empresa para la que trabajabas y además de eso eras el que más peso levantaba en el gimnasio. Luego llegaste a los 60 años, te jubilaste y ya no puedes cargar tanto como antes al hacer ejercicio; eso es un cambio. Pero no te quita valor, tú sigues siendo el mismo de siempre, excepto que harás cosas diferentes.

4. Cumplir sueños

Un factor que nos priva de la paz mientras nos hacemos mayores es creer que los sueños y las metas tienen fecha de caducidad, como si se se hicieran imposibles de lograr después de los 30 o 40 años. Curiosamente, muchos de los inventos, empresas para las que trabajamos, libros que leemos y demás arte, fueron creados por personas que ya estaban “demasiado mayores como para hacer algo grande”. La edad es solo un número, no una sentencia de muerte a los sueños.

Por ejemplo, ahora estoy recibiendo un diplomado de escritura y mi profesora nos contó que estudió la carrera de Letras cuando sus hijos terminaron el bachillerato [ella ya estaba acercándose a los 40 años]. Después de licenciarse, concluyó una maestría en Literatura Infantil y luego se fue a vivir a Francia. Todo eso lo hizo en cuarenta. Otro ejemplo es la exitosa diseñadora de modas, Vera Wang, cuyo primer vestido lo diseñó a los 40 años de edad. Y no podemos dejar a un lado al coronel Sanders, quien fundó Kentucky Fried Chicken a los 62 años. Los sueños nunca caducan.


"Sin embargo, aún más importante es que Dios piensa que todos somos maravillosos. Jóvenes o viejos, con o sin preparación académica, ricos o pobres… Dios tiene planes grandiosos para todos nosotros". —Joyce Meyer

Así como estos consejos, hay otros que Joyce comparte en su libro y que de seguro te van a ayudar a abrazar el proceso de hacerte mayor, pero sin sentir que "pierdes vida". Un libro que debes leer si tienes 18 años o si ya andas en los 90. Recomendadísimo.


SOBRE MÍ

Andrés Beltanien

@andresbeltanien

Me encanta leer fantasía, chick lit, middle grade, suspenso y motivacionales cristianos. En mis tiempos libres escribo y hago repostería, o veo series de mi infancia. Desde hace ocho años que trabajo como distribuidor independiente de Herbalife Nutrition.
Dato curioso: No me gustan los caldos.
bottom of page